Pero el rey Acab fue el colmo del colmo de los reyes idólatras y desobedientes a la Palabra de Dios. Se casó con Jezabel, una mujer sidonia que adoraba y servía a Baal. Dios habló al rey Acab ...
Si el Dios verdadero es el Señor, deben seguirlo; pero si es Baal, síganlo a él». Sorprendentemente el pueblo no dijo una sola palabra. No sabían en verdad a quién debían su fidelidad.